jueves, 16 de febrero de 2012

¿DE QUÉ COLOR SON TUS OJOS?


¿Cuál es el verdadero color de tus ojos?
Algún día lo sabré, si te miro fijamente, sin mover mis parpados, sin mover mis pestañas. Te veré fijamente a los ojos, y a través de mi mirada tocare tu rostro, sentiré tu aliento, palparé tu corazón. DIJE ALGÚN DÍA, ALGÚN DÍA DE ESTA AZAROSA Y TARDÍA VIDA, O TAL VEZ  ALGÚN DÍA, ALGÚN DÍA… DE MI REPENTINA Y ACASO, GRATA MUERTE. No sabré si estaré totalmente preparado para esa futura mañana, tarde o noche, aunque me gustaría, porque no, conocerte por segunda vez en medio del frío denso, lejano a casa y cercano a la playa de alguna madrugada. Que sean las 4. Aún oscuro, aún noche; y verte entre las sombras del mar, que ondeen tu cabello largo, que aparezcas de la nada, sorpréndeme. Luego sabré que eres tú.
Seguramente me habré quedado dormido la noche anterior, mientras hablaba contigo por celular, tirado en medio de la arena, al pie de una fogata, haciendo dibujos en la arena… no sé, un corazón (enamorado), porque si lo estoy, lo estoy, y tú lo sabes muy bien, estoy enamorado, no sé si antes estuve enamorado, tampoco sé si lo estaré mañana cuando amanezca, lo importante es que en este mismo momento siento que no soy nada sin ti, y estás ahí, caminando sobre las aguas, emergiendo de ellas, y viniendo hacia mí, viniendo a mí, ahora, sabré de qué color son tus ojos, lo sabré porque los amo.
Tu figura se me hará familiar, esa es la silueta que a diario intentaba recordar, delgada, alta, aún estoy sorprendido, aún me sorprende verte allí, en medio de algún pedazo de océano, frente a mí, frente al mundo, porque si estás aquí, junto a mí, es porque por fin te valieron madre los sentimientos puritanos de este pecador mundo, y entendiste que nadie puede apedrearte sin haber sido apedreado.
Me gustaría que corrieses, que aceleres el paso húmedo, y corras hacia donde estoy, pero creo que es mejor así, verte pausado, en cámara lenta, seguro, y aun pensando en una, y en mil cosas. Pensando que este es el “por fin”, que este día no acabará jamás. Ya estoy de pie, ansioso, en verdad lo estoy, y ansioso te veré llegar a mí. Allí estás, en la orilla, mirándome fijamente, y aun no puedo saber cuál es el color que pintan tus ojos, entonces me acercaré, me acerco, me acerqué; y tararearé este verso del himno  de nuestra playa testigo:
“Las arenas de cantos rodados,
acrisolan la fuerza y vigor
de este amor tan valiente y bravío
brillan vivos tus ojos de sol”
Y eso fue lo primero que te dije. Mi boca entumecida y salivada despertó de su letargo para cantarte, y luego decir, con voz tierna “TE AMO”, “TE AMO”, primero tímido, luego más fuerte, y después, gritándole al viento “TE AMOOOOOO!”. Te acercas y me besas, veo tus ojos de sol. Puedo morir en paz.