lunes, 20 de febrero de 2012
jueves, 16 de febrero de 2012
¿DE QUÉ COLOR SON TUS OJOS?
¿Cuál es el verdadero color de
tus ojos?
Algún día lo sabré, si te miro
fijamente, sin mover mis parpados, sin mover mis pestañas. Te veré fijamente a
los ojos, y a través de mi mirada tocare tu rostro, sentiré tu aliento, palparé
tu corazón. DIJE ALGÚN DÍA, ALGÚN DÍA DE ESTA AZAROSA Y TARDÍA VIDA, O TAL VEZ
ALGÚN DÍA, ALGÚN DÍA… DE MI REPENTINA Y ACASO, GRATA MUERTE. No sabré si estaré
totalmente preparado para esa futura mañana, tarde o noche, aunque me gustaría,
porque no, conocerte por segunda vez en medio del frío denso, lejano a casa y
cercano a la playa de alguna madrugada. Que sean las 4. Aún oscuro, aún noche;
y verte entre las sombras del mar, que ondeen tu cabello largo, que aparezcas
de la nada, sorpréndeme. Luego sabré que eres tú.
Seguramente me habré quedado
dormido la noche anterior, mientras hablaba contigo por celular, tirado en
medio de la arena, al pie de una fogata, haciendo dibujos en la arena… no sé,
un corazón (enamorado), porque si lo estoy, lo estoy, y tú lo sabes muy bien,
estoy enamorado, no sé si antes estuve enamorado, tampoco sé si lo estaré
mañana cuando amanezca, lo importante es que en este mismo momento siento que
no soy nada sin ti, y estás ahí, caminando sobre las aguas, emergiendo de
ellas, y viniendo hacia mí, viniendo a mí, ahora, sabré de qué color son tus
ojos, lo sabré porque los amo.
Tu figura se me hará familiar,
esa es la silueta que a diario intentaba recordar, delgada, alta, aún estoy
sorprendido, aún me sorprende verte allí, en medio de algún pedazo de océano, frente
a mí, frente al mundo, porque si estás aquí, junto a mí, es porque por fin te
valieron madre los sentimientos puritanos de este pecador mundo, y entendiste
que nadie puede apedrearte sin haber sido apedreado.
Me gustaría que corrieses, que
aceleres el paso húmedo, y corras hacia donde estoy, pero creo que es mejor
así, verte pausado, en cámara lenta, seguro, y aun pensando en una, y en mil
cosas. Pensando que este es el “por fin”, que este día no acabará jamás. Ya
estoy de pie, ansioso, en verdad lo estoy, y ansioso te veré llegar a mí. Allí
estás, en la orilla, mirándome fijamente, y aun no puedo saber cuál es el color
que pintan tus ojos, entonces me acercaré, me acerco, me acerqué; y tararearé
este verso del himno de nuestra playa
testigo:
“Las arenas de cantos
rodados,
acrisolan la fuerza y
vigor
de este amor tan
valiente y bravío
brillan vivos tus
ojos de sol”
Y eso fue lo primero que te dije.
Mi boca entumecida y salivada despertó de su letargo para cantarte, y luego
decir, con voz tierna “TE AMO”, “TE AMO”, primero tímido, luego más fuerte, y
después, gritándole al viento “TE AMOOOOOO!”. Te acercas y me besas, veo tus
ojos de sol. Puedo morir en paz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)