domingo, 15 de noviembre de 2020

LA GENERACIÓN DEL BICENTENARIO


No olvidaré estos días de incertidumbre por culpa de un grupo de políticos golpistas que querían repartirse mi país. No olvidaré que los jóvenes hemos hecho historia. No olvidaré las marchas. No olvidaré los heridos, los desaparecidos y los muertos que nos dejaron. No olvidaré las arengas en las plazas y calles. No olvidaré la bomba lanzada cobardemente. No olvidaré el gas. No olvidaré mis ojos ardiendo, gimiendo, llorando. No olvidaré a la compañera anónima que empapó la manga de mi chompa con vinagre para lavarme la cara. No olvidaré al gobierno corrupto, al policía asesino, a la prensa vendida. No olvidaré los argumentos de mi madre para que no vaya a defender lo que considero justo. No olvidaré mi promesa de regresar sano y salvo a casa. No olvidaré a Merino, a Flóres-Aráoz, a Rodríguez, a Acuña, a Fujimori, a Vega y a Luna, ni a los 105 pericotes hambrientos de poder. No olvidaré a Vizcarra pecho frío agachando la cabeza para entregar la patria a la cloaca del Congreso. No olvidaré cómo vamos a recibir nuestro bicentenario.

No olvidaré a aquellos amigos, compañeros, familiares y profesores que tomaron partido en favor de la democracia, participando activamente de las protestas y en las redes sociales, exponiéndose física y virtualmente. En especial, nunca olvidaré a aquellos que, al contrario, emitieron opiniones tibias o se quedaron mudos frente a una situación de caos, apoyando así esta afrenta contra la democracia. No olvidaré que muchos de estos dejaron de lado su discurso cojudo de "yo no hablo de política" cuando la sangre ya estaba derramada, en medio de perdigones y banderas mancilladas. Claro que es importante hablar de política y ahora más que nunca. La voz del pueblo ha ganado y seguiremos luchando porque sí; se metieron con la generación equivocada.

Congresistas, vamos por ustedes. Queremos una nueva constitución y que se vayan todos los corruptos.