martes, 22 de septiembre de 2015

POEMA DEL PERDEDOR

Y ¿por qué te crees ganador?
No sabes acaso
que tu vista ya no baja certera
nuestras pacientes cabezas
afrentadas y avergonzadas
como cuando se observa
la desgracia empozada en un hoyo
no hay más fingidos furcios
que escondan nuestras palabras
ni placeres desiguales
que renueven tus patadas
sin empellones, sin maltratos
basta de tu acero acucioso
alto a tu ego encumbrado.

Y ¿por qué sientes que has vencido?
Si tu emblema
ha caído pisoteado en mis cimientos
que nunca perdonaron
distinguirse a tu dominio
vuelve al suelo negro
que ando sobre tu frustrada gloria
y piso y salto sobre el trecho
del cual alzaste ambicioso vuelo
creyéndote narcisista
mas tus alas de papel fueron
pobre indigente víctima soñador
te arrastras por beneficio
aunque mi honra te ve con rencor.

Y ¿por qué cantas tu victoria?
El final es largo
para ti, nefasto es tu ocaso
y el despertar te convencerá
con la indiferente distancia
de tus oros y tus platas
que sobrevivo a un daño amargo
tú no eres mejor que yo
supero tu ayer y tu mañana
aunque oscuro es mi porvenir
mi llanto será sonrisa temprana
amaneceré con mis parcas ruinas
si hay futuro de esperanzas
habrán revanchas repentinas.

Y ¿por qué anhelas el triunfo?
Por hoy el amor
vive en la labor del obrero
y como tal en sufrimiento
celebraré la letal redención
del escarnio que dictaste
con una orden envenenada
avivando mi dolor
y si de miserias vive tu corazón
llévate estos pedazos de mi ser
retazos que tiraste de tu ambición,
libre andaré con el alma reavivada
mas tú, con mis limosnas
nunca podrás hacer nada.

¿De qué sirven tus preseas doradas?
si se sumergen en una pena mordaz
difícil de calmar
cada tiempo en que te crees el mejor.
¿De qué valen tus victorias perladas?
si fueron solo un presagio falaz
de costumbres
que viéndote sin alma te dicen “ganador”.
¿De qué sirves tú?, tal vez de nada
tal vez fuiste ese lomo voraz
que con pesar
fue el escalón donde sembré mi valor.
¿De qué valen estas mis palabras
echadas en competencias de paz?
Como antes
nunca más me mirarás, soy un perdedor.