miércoles, 20 de febrero de 2013

EL TORBELLINO QUE NO TE LLEVASTE


Vientos huracanados han tocado hoy mi puerta
la misma que cruzaste el día de tu partida
me han preguntado por ti, te están buscando
llevas en tus suspiros la brisa de su quebranto
y sin razón han entrado en mi afligido lecho
agitando mis dominios en su furioso acecho.

Son como remolinos de voces cultivadas aquí
que levantan el polvo en el que me he convertido
las errantes arenas que ayer fueron mi cuerpo
escondidas en cada esquina que dejó el tiempo
donde aún están vivos los fantasmas del ayer
pregonando la resaca apasionada de mi fe.

Etéreas han quedado mis paredes de cemento
que al propósito son el ímpetu de mi suavidad
y de la demencia que viene con tus recuerdos
pintadas en tu imagen de cada noche que sueño
entonces que el aire desnude toda mi nobleza
y que esta soledad sea apartada por tu presencia.

La tormenta que no pudiste cargar aun delira
en la fría tiniebla que todavía me toca soportar
mi esperanza se confunde con mi llanto aciago
no lo puedo evitar, aunque tal vez tu encanto
me está lastimando, más aún que este desastre
maquinado en el aire por tu amor distante.

Soy preso de una apología que vive descalza
y estos espíritus flotantes son solo apariciones
que necios se resisten a escapar de tus restos
olvidados por todos en algún viejo cementerio
no pretendo esquivar el dolor de tu muerte
solo calmar este ciclón, desafiante y rebelde.

Por ahora prefiero cautivarme en esta guarida
encerrarme en la oscuridad de esta tempestad
y gobernar mi paraíso convertido en tu cárcel
estas tierras virginales tienen que entregarme
al vendaval de tus huellas que nunca te llevaste
recio torbellino que en tu memoria me dejaste.