jueves, 30 de julio de 2020

AMÉN

Al abismo le han llovido las olas. Un dragón se ha posado en mi cabeza. Un dragón. El abuelo se ha quedado echado en la cama lamentando sus estornudos. Se mece en la aguja de la generación perdida. Se mece y yo lloro con él. Un sueño que me acoge en la última estación. Odio tener estos granitos en todo el cuerpo. Aunque odio más tener que hablar, comer, conectarme con los demás. Actuar como lo hacen los demás. Un fastidio. Solo quiero llorar y dormir y luego despertar para seguir llorando. Que mis lagrimitas pedazos de velas de la capilla de la cruz de mi espalda adolorida y este peso en los hombros. Quisiera ser de la nada un estornudo del abuelo y morir en el aire como mueren los pescados que se ahogan con el abrazo del mundo. Amén, me digo. Amén porque ya no sé qué hacer.