jueves, 28 de marzo de 2013

PECADO EN SODOMA

Serás, Sodomita
el legado perpetuo de la reina infinita
arrastrada entre sus vestidos de tul
con el maquillaje indeleble del mal
soy tu corona, la princesa eres tú
ilusorio atavío que me duele amar
vengo a adorarte, vestirte y desvestirte
ahí estás, mirándome, te miro espejo
y sonríes a carcajadas a lo lejos.
Eres como la melodía de un Mozart
enjaulada en mi petrificado corazón.
Eres la danza hippie majestuosa
sobreviviendo la inhumana prisión.
Eres como la oruga, paciente mariposa
drogada entre polvos de la perdición.

Serás, Sodomita
la nocturna vida que vaga en calles
bailando en la pista de mi discoteca
con la mutación de este fin de semana
entras por la puerta falsa con muecas
de estrella pop, mentirosa y pagana
aunque te engañes, esa rubia no eres tú
y esta conciencia femenina que canta
te aplaude la prodigiosa garganta.
Eres como el maniquí de lentejuelas
que sobre el escenario cobra vida.
Eres como el visitante de otro planeta
que al alba visualiza su veloz partida.
Eres como la moneda que vuela
a doble rostro entre manos heridas.

Serás, Sodomita
el desnudo prohibido que guarda el alma
con la carne de escarcha y colorete
tomas de aureola las pelucas ceñidas
y en tus pies, el calzado demente
que eleva esa bella piel lampiña
y ese corsé sujetando tu entero vientre
diosa que en tu antesala quieres llorar
No!, que las lágrimas el rimel correrán.
Eres el lamento de una apócrifa hada
cuya vara mágica vive en mantenimiento.
Eres la verdad bígama encerrada
que se libera a través del movimiento.
Eres el artista de amorosas faldas
sobre pantalones que sigues sometiendo.

Serás, Sodomita
on stage, los rostros que ven con estupor
el ritmo de esta música electrónica
la identidad de la locura revelada
ser Rodrigo, pero sentirse Verónica
volverse la musa Gaynor reencarnada
y su "I will survive", no vives, sobrevives
con el personaje ebrio de ilusión
que jamás renegará de su blasón.
Eres el cisne que con calma navega
mirando su reflejo con arrogancia.
Eres el protagonista de tu telenovela
cuyo final vive en la ignorancia.
Eres aire puro, libre, que se entrega
con olores de impura fragancia.

Serás, Sodomita
la fantasía que cuenta una muñeca
tu sangre le pinta los labios
ella te mira y los otros te observan
y lanzan la ovación que a tus años
tus delirios de niña aun conservan
¿Quién te critica cenicienta escondida?
olvida de andar con máscaras infames
construye al fin el perfil de tu personaje.
Eres el grito desesperado de un murmullo
que se deja encerrar en un viejo ropero.
Eres la fiera desenfrenada del orgullo
cuyo domador vive prisionero.
Eres la luna de cristal, débil capullo
y él, brillante como el sol de Enero.

Serás, Sodomita
la historia de un héroe o un malhechor
la piel de una paloma o la de un león
y sabes que cuando las luces se apagan
volverás a entonar la misma canción
regresarán tus deseos que extrañan
ser invisible a las miradas anticuadas
Libertad! soldado del ejército rosado
que la "Queen" tras de tí ha regresado.
Eres la bandera de los incomprendidos
que luchan por salvar sus derechos.
Eres el clavel dark que vive agredido
por humanos jamás satisfechos.
Eres la leyenda del ángel herido
que ama desde la luz de su pecho.

sábado, 2 de marzo de 2013

BREVE ENSAYO DE LA MUERTE

Es un hecho, es un hecho que todos los caminos de mi vida me conducen a la muerte. Al abismo más oscuro y al cielo más azul. Sé que aquel día está cada vez más cerca. Me lo dice mi madre, lo murmura mi padre, el mundo entero se mofa de saber que se aproxima la fecha en la que estaré dormido oliendo a formol, atrapado con mis lágrimas en un cofre de madera. Lo sé, sé que ese día se aproxima pero aquí estoy, de pie mirando mi destino, con lujuria, con cólera, con locura y con resignación. Esta fue la miserable vida que me tocó soportar, diré cuando todo se haya consumado, y cuando de todo me haya librado, que nadie me quiso jamás, que nadie limpió mi boca después de comer, que nadie secó mis lágrimas después de llorar. Que nadie nunca me enseñó a amar. Advertiré que llegaron a convivir conmigo veinte bestias que a lo largo del camino fui dejando en soledad. Porque esa era la soledad que me llamaba, y a la que yo obedecía. Algún día la amé, es más, aun creo amarla, porque fue el único amor de esta putrefacta y sombría vida. Y fue la única mano franca que me llevó a conocer los placeres de este soterrado mundo en el que deambuló mi alma peregrina. 
También advertiré que muchas veces se acercó el amor, vuelto rosa, y vuelto puñal. Y gracias al ingenuo capricho del bebé armado de saetas, tuve que padecer los cariños foráneos de las manos que me desearon, y de las manos a las que desee. No. No me arrepiento, y sé que no habrá redención. Ni ahora que escribo estas líneas, ni mañana cuando la comparsa de viudas lastimeras y tristes enternados anden el tramo que lleva al cementerio del lugar donde no nací, llevando consigo mi cadáver. Tal vez entonces solo este dormido, esperando volver a ver el sol.
¿Será libre mi alma? Si la muerte fuera de fuego y mi corazón de papel. todas las noches ardiera. Porque quiera o no quiera, anhelo el óbito de mi existencia. Anhelo la claustrofobia que sentiré mientras me ahogo en una caja. Olvidado, como siempre. Y es una promesa, que al verme prisionero de los rezos que claman mi salvación, rasguñaré las paredes de mi nuevo hogar, y se lastimaran mis dedos, mis manos, mi cuerpo. El ataúd que sella mi paso en la tierra quedará ensangrentado, porque tampoco es salvo, no de mí, no de mi furia. Luego aumentará mi desesperación y rasguñaré mi piel hasta quedarme sin ella, hasta verme carne, hasta verme morir, al menos por ese momento, morir.
Sé que mientras tanto, en mi casa, y en la casa de los otros, la risa será el bálsamo de la felicidad, y la fiesta, el baile, la algarabía y acaso el pseudo llanto los pilares en los que mis tristes deudos se refugiarán.
Muerte ven a mí. Yo aquí te espero.