jueves, 21 de diciembre de 2017

ESTA HABITACIÓN

Hay tanto polvo en esta habitación que podría pasarme días barriendo y sacudiendo y no terminaría nunca. Hay tanto llanto en esta habitación que podría pasarme 100 años nadando sobre tus lágrimas de una esquina de la cama a la otra tratando de buscar tus orillas. Hay tanto de ti en esta habitación que me basta darle una mirada al espacio para conocerte lo suficiente y descubrirte el alma en plena desnudez. Hay tanta tristeza que me moriría de pena y resucitaría y volvería a morir porque no soportaría la tanta pena que se filtra por las paredes y que se resiste a tu presencia. Hay tantas serpientes en esta habitación y tantas cucarachas y tantas muertes y tantas oscuridades y todo encerrado y todo encerrado en mis pequeñas pupilas y todo encerrado en esta habitación.

viernes, 6 de octubre de 2017

SI NO HAY MILAGROS EN OCTUBRE...

Hoy soy los cabellos que están siendo cortados
en cualquier librería
me espera "Crónicas marcianas"
en la peluquería solo huele a turrón
y el libro está jadeando
corría saltando por las alcantarillas para escapar de la procesión,

cómo se dice "hermanito, estamos cagados" en chino mandarín
mejor le pregunto a doña Pepa si se casó con Papa Noel
se baila una zamacueca la morena
y siguen cayendo mis cabellos canos por mis hombros
y el estilista de turno me quiere comer...

Señor, señor morado
usted que me mira desde el plateado altar
me estoy quedando calvo y aún así me quieren trasquilar

solo quiero un milagrito, tayta
que fecunde a este definitivo amén
solo quiero que termine este mes
para ser rosado
otra vez.

viernes, 18 de agosto de 2017

ESPEJO

Ahora te miro y me miro. Te escondes detrás de las partículas de polvo y de la nada aparece un cisne violeta tan Parra como ese suspiro a la chilena que me fusila en esta noche porque es noche y me encantan las noches.

¿Sabes qué quisiera?
Quisiera que mandes a la mierda a tu jefe y vengas corriendo hacia mí
que toques mi puerta, que grites, que cantes, que te eleves, que atravieses mi ventana, que la rompas, que me rompas, que me busques, que me encuentres, que me toques, que me beses, que me hagas el amor, pero (sobre todo) que me digas que todo va a estar bien.

Sabes,

odio ser tan dependiente de ti y de la noche, odio tener que colocarte en mi altar personal cada día y odio tener que encenderte todas las velas del mundo y las de otros mundos si nos alcanzan kilómetros de universo. Si nos alcanzan los demás sé que conseguirán atormentarme con sus miradas miserables como quien mira el retrete más fétido en el baño más asqueroso del mundo y lleno de toda la perfidia que se ha inventado.

Y apareces en mis sueños como un remolino de fotografías en negativo que aún aguardan mis ojos que son lindos porque alguien una vez me lo dijo. Quisiera apagar en ellos tus cigarros si acaso no te volviera a ver nunca más.

Sabes y muy bien,

que solo existes -como yo quiero que existas- en la pantalla de mi Huawei Y6. El resto siempre ha sobrado.

Te escondo en un cajón porque en mi espejo no cabes más.

miércoles, 26 de julio de 2017

HOMO EQUISDÉ

Alarma
¡Alarma!
Se está quedando usted sin batería
conéctese el cargador
que se haga la energía disfrazada de paz,

siéntese en la banca de espinas y deje el celular
ahora míreme
una mazamorra al día no es suficiente, ¿verdad?
señor, ¿no ve que lo estoy ayudando?
señor
¿está usted enfermo?
de las pastillas marrones que acaban de ser fecundadas por el viernes otoñal
en silente intercambio de saliva que sean gotitas en su garganta
no ha de querer más trepanaciones, ¿verdad?
su IPhone es más listo que usted.

Oh, mire
ahí se acerca una nueva notificación
más likes que le desnudan el apellido
por favor, siéntese
el dolor es pasajero
más escarnio debe parecerle el agujero que tiene en el orto por cada violación
ah, los anónimos amantes.

Sufrimiento ha de llamar a los años que vienen a verlo mientras usted aguarda
entre contorneos faltosos
los años nuevos y las navidades que pasará sin la pantalla táctil
la pobreza nunca fue anunciada por Vallejo
pero su muerte
retumba en la trompeta del ángel creado por el código binario
el evento
ya está creado.

sábado, 1 de julio de 2017

RECITONTO

Y LOS VERSOS SON LLEVADOS POR EL VIENTO
SOLO MI CORAZÓN
SE SIGUE QUEDANDO
                                                                                         AQUÍ.


martes, 13 de junio de 2017

VERITAS

Las comillas suelen ser cobardes
los ojos de cristal
los ladrillos de carne
la luna de queso y sin sal
el mar              
                               una lágrima infinita.

miércoles, 31 de mayo de 2017

A. K. A. FRANCIS

La noche se derramaba y caía, gota a gota, sobre la pista convertida en lago negro. En los bolsillos de su abrigo habían dormido las estrellas y ahora, más despiertas que nunca, relucían, brillantes, soberbias, salpicando el cielo de Denver. El cigarrillo que llevaba entre los dedos había muerto y resucitado en más de quince cuadras. La distancia no le arruinaba el tocado extravagante que la ataviaba en este momento. El paradero se alejaba de su vista y se acercaba, lentamente, al bar en el que había pactado un furtivo encuentro con su nuevo amigo. A su paso iba derrumbando miradas que se perdían en el rojo intimidante de sus labios. Su espigada figura flotaba, mágicamente, sobre los tacones de marfil. Caminaba entre riachuelos de orín y pequeños muladares, verdaderos campos minados que mellaban su sibarita gusto. Los prostíbulos la miraban de pie deseando sus cadenciosas carnes. “Ni más regreso a la putería, ahora soy una señorita decente. Si me vieran las chicas, se morirían de la envidia”. Volteó con sutil delicadeza y apreció la esquina que había sido suya. “¿De dónde saldrán estas nuevas? No tienen ni una pizca de gracia. A Ben ya no le gustan las refinadas como yo, ahora va y recoge a cualquiera. Hemos caído en desgracia. Felizmente a partir de hoy, mi vida cambiará. Sí, señor”. El clásico rumor de los automóviles que se mueven en un vaivén interminable no la distraía. Caminaba en sensual meneo de caderas por la vereda. La avenida se amenizaba en un concierto de silbidos y en las marquesinas de los edificios, las luces de neón le regalaban un espectáculo sinigual. “El último sábado Roger fue a buscarme, pensé que solo quería una mamada, como siempre, pero no. El desgraciado me penetró tan fuerte que apenas y puedo sentarme. Qué salvaje. Lo peor fue que luego ingresó a la habitación un amigo suyo, un ‘cazador de talentos’. Me vio desnuda. No sé, sentí cierta vergüenza. Pero bueno, vio lo que tenía que ver. Quedó encantado con mi cuerpo. Alabó mis tetas de silicón, mis piernas largas, mi voluminoso trasero. Luego dijo que me llevará a Las Vegas, dice que ahí hay trabajo para mí. ¿Cómo se llamaba? Oh, sí, Ferdinand, así se llama. Bueno, Ferdinand es director de una revista musical en un teatro de la ciudad, yo creo que me dará un papel, ojalá que el papel principal. Haré lo que sea posible para obtener ese papel”. La estación de buses se apreciaba cada vez más lejana de sus abultadas pestañas; estaba más cerca de su destino. Su cartera, dorada, pequeño sol de verano en medio de la tiniebla, era un escudo y ella, una doncella grácil que se bañaba con empalagosos frascos de Chanel N°5. Un hormigueo faltoso le recorría el vientre. Debajo de las pieles caqui de zorro tierno que le cubrían desde los hombros hasta las rodillas, no había más que un diminuto calzoncito que apenas y le cubría el sexo. Su excitado pecho había sido atrapado por una mariposa que le aleteaba el alma. “Estoy dispuesta a todo por ese papel. ¿Y si todo es una coartada? ¿Y si solo quiere burlarse de mí? ¿Y si me lleva a trabajar como bailarina a un cabaret en los suburbios de Las Vegas? Regresar a las andadas, ya no. ¿Y si en lugar de llevarme para allá me secuestra y me maltrata? ¿Y si me abre la panza y vende mis órganos? No. Caray, Francis. Dejémonos de cosas y pensemos positivamente. Esta noche es mi noche y estoy dispuesta a todo”. En la puerta del bar la esperaba Ben. Cruzaron miradas. Frías miradas. El corpulento hombre la saludó con un ademán y con otro le preguntó qué hacía, que si acaso estaba loca para no estar rondando su esquina habitual, que si acaso había abandonado el trabajo, que si acaso había olvidado que él era su marido y que no podía dar un solo paso sin su previa aprobación. Dos figuras se movían entre las sombras en la puerta del bar; el salvaje y la dama se confundían en una amalgama de besos frenéticos y patadas feroces. Dentro del recinto el show estaba por terminar y la orquesta tocaba la última pieza. La música era muy fuerte. Apareció otro hombre, luego dos, vinieron tres y en coro gritaron “¡Detente!, estás drogado, ¡detente, animal!”. Ben, fuera de sí, los lanzó lejos de su vista y tomó a la fémina en desgracia de los cabellos. La arrastró por la acera hasta un callejón contiguo. La última canción se colaba por las paredes del bar y llegaba, entre murmullos citadinos, a la escena. El puño furioso del iracundo semental dibujó en el rostro de la indefensa mujer un mapa sangriento. Un mar de lágrimas y perdones que nunca llegaron. Ahí, en el suelo frío de esta noche derretida, la fatalidad le abrazaba el cuerpo en una lluvia de golpes y, de golpe, un patrullero apareció. “Sangre. Solo veo sangre. Hoy estaba dispuesta a todo, pero hay solo sangre. En mi carita bonita de princesa se han dibujado las marcas de su odio. Y yo, ¿qué le hice? ¿Dónde está ese idiota de Ferdinand que no viene? Me dijo que hoy hablaríamos de nuestro viaje. Maldita mi suerte; en su lugar me encuentro con Ben. Drogadicto de mierda. Ojalá que lo metan a la cárcel por lo que me acaba de hacer. Me ha convertido en sangre el malnacido. Soy solo sangre. Sangre, en mis dientes, en mis cabellos, en mi pecho y en mis piernas. Un manantial de sangre que me ahoga…”. Una sábana blanca reemplaza al abrigo. La noche, convertida en lago de su propia sangre, la baña de pies a cabeza. Su cuerpo inerte se pierde entre manos extrañas que la rescatan de la muerte.
*Texto elaborado mientras “Country road” de John Mayall me hacía huecos en el cerebro.

sábado, 29 de abril de 2017

ARIMATEA II

Había una vez
una luz que del pozo salía
disparando balas de amor,
naves espaciales que se posaban sobre la ciudad
tirando perlas incandescentes,
una estrella en la azotea de mi casa
y un repartidor de cartas.
Habían niños en los parques
y rosas en los cabellos de mi madre,
frutas de la estación
sopas de verduras
y migajas de pan en las manos del errante.
Un faro en la bahía
custodiado por gaviotas,
melodías en la montaña
y danza en la primavera,
colores en lugar de filtros
besos que hoy no son pedidos.
Habían libros en mi mesa
agua limpia en mi vaso
y brumas respirables.
Había una vez
aquello llamado felicidad
y hoy
billetes y cables
perfumes y pantallas
suicidios y granadas,
y de aquello
que una vez había
ya no hay más.

domingo, 2 de abril de 2017

PLUTONAZO

Quisiera preguntarte, en este mismo momento. Quisiera, pero me reprimo. En realidad, reprimo muchas cosas. Mirarte a la cara, por ejemplo. Disculpa, te digo, si empleo demasiados quiebres en cada una de las líneas que tus acojonados ojos siguen. Y sigue tu vista soberbia diciendo “pero qué mierda hago yo aquí, leyendo a un pocacosa”. Espera, no te vayas. El pocacosa es cosa de pocas cosas que, como pocas, no escribe gran cosa. Entonces, sigo. La pregunta se cae de la rama que brota de mi lengua afilada y viperina, por madura y por idiota, y va, penetrante, atravesando el espacio-tiempo, hasta llegar a tus orejas, indefensas, de conejo asustado. ¿Qué extraña situación hace que sigas leyendo? ¿Cuál es el nombre del dios que te obliga a hacerlo? Vuelvo y me reprimo. Te confieso, este pedazo de carne y huesos es arena y mucho menos. No me cuestiones, la vida es un caos. Bueno, mi vida. Alto. Corrijo: los más renombrados artistas dicen que fue en ese caos de la vida donde encontraron la luz de la inspiración. Qué quisiera yo, a ver. No sé, alejarme de todo. Ojalá alguien me regalara un boleto de viaje turístico a Plutón. Bien, punto para mí. Estoy mejorando. Me he animado a confesarte que no quiero verte. Ni a ti, ni a nadie. Le digo no a los profesores desabridos de la universidad, a los fantoches compañeros del trabajo, a mis padres y a sus padres, a mi pequeño ladrillo de carne. A todos. Adiós. Seguiría viéndolos, acaso por fotografías. Añoraría el sonido del mar ardiente en las noches de verano. Allá, en la cabañita de recreo de Plutón, lejanos sueños de hierba mojada y cigarro barato se proyectarían en mi despoblada frente. Me envolvería en melancolía y luego me destaparía. Sí, lo sé. Todo viaje tiene retorno y yo no quiero volver. Me encogería en la nada, en el vacío, en el caos sin caos. Sería extremadamente feliz si allá, en aquel lejano suelo, me convierto en niño. Digo, sé que en mí divagan eternamente las canas de un anciano y la baba de un párvulo, pero mi deseo es distinto. Quisiera. Sí, quisiera. Quisiera ser un pequeño geranio plantado en Plutón. Y mirar, desde mi soledad, cómo los unos se matan a los otros, por encima de aquellos que aman a los estos.

Quisiera saber qué piensas, si quizá no te ha quedado claro que no estás perdiendo el tiempo conmigo, que sí que lo pierdes contigo. Es hora de escapar y restaurarnos sin olvidar nuestra esencia: tus orejas de conejo y mi lengua de serpiente. No hay conexión a internet; Plutón me espera.

martes, 14 de marzo de 2017

martes, 28 de febrero de 2017

LAS PERAS

Las peras
son dos
y bailan
al ritmo del limón,
peores cosas han pasado
tanto así que he besado tus labios
con sabor a pera
y yo tan limón,
suelto la pluma
y vuela que vuela,
te escribo desde el fondo de mi corazón
que no espera.
¡Malditas peras!
Han de morir en la ensaladera
ahogadas en azúcar
y en sangre de frutas saladas
he de morir también yo.
¿Dónde están, pequeñas esferas?
¿Dónde reposan sus verdes caderas?
Me quedo solo
al pie de la cocina que más parece un cementerio 
ay, ojalá me doliera
ojalá tu mudable sabor,
pues
es de humanos
sonreírle al cuchillo
aunque tantas veces no quiera
y es de objetos
padecer en carne propia el agrio dolor,
vuelvan a mi lado
regrésenme el amor que se fermenta en la cáscara y en el paladar
mis dulces compañeras
vuelvan ya
que este pobre pan mojado
levadura no es más.

martes, 14 de febrero de 2017

PRONÓSTICO DEL AMOR

Amamos a quien podemos y no a quien queremos. Amamos, a veces sin amar. Todos amamos a quien no nos ama. Amamos la vida y su eterno deseo. Amamos lo prohibido, lo negado, lo nunca obtenido. Amamos de noche y muy temprano en la madrugada. Amamos aquello que reposa en la vitrina, inalcanzable. Lo amamos despacio y en silencio. Evocamos lo amado como si de lo soñado a la realidad hubiera saltado. Lo contemplamos, lo perseguimos y no reparamos en la dosis de amor que nos gastamos. Amamos como animales, estremeciendo la piel y revolcándonos en la tierra. Amamos el vértigo de la cama, la complicidad de la almohada y el calor de las sábanas. Amamos comernos en el banquete del sexo y amamos morir con el vientre extasiado. Amamos la lengua, los dedos, los huecos y el falo. Amamos el pecado que reposa en los labios y amamos las manos sucias, las venas sangrantes y la dermis salada a la hora del llanto. Amamos lo que no vemos. A ciegas, amamos. Amamos echados y amamos parados. Amamos lentamente y en ocasiones con descaro. Amamos lo que echamos de menos y nos aburre lo que a nuestro costado espera ser amado. Lo despreciamos. Amamos al vecino y al extraño. Amamos lo del otro sin siquiera pedir permiso. Amamos amarlo todo, aunque nos quedemos sin nada. Amamos al amante más que al esposo, y ama más la madre que el hijo, porque el pequeño no sabe de amores, mas sí de calientes fragores. Si vibra, lo amamos. Si le queda poco tiempo de vida, lo amamos. Si quema, lo amamos. Si acaba de nacer, lo amamos. Si acaba de morir, lo amamos. Si es de noche, lo amamos. Si es ilícito o clandestino, lo amamos. Si es ajeno, lo amamos. Si va al gimnasio, lo amamos. Si nos golpea, lo amamos. Si es carne, lo amamos. Si nos cuesta, lo amamos. Amamos comprar amor, amamos venderlo o alquilarlo, pero no amamos regalarlo. Amamos terriblemente mal y olvidamos peor. Amamos lo que odiamos y odiamos porque por amor no nos enamoramos. Amamos porque creemos en el amor, y creemos en el amor porque tenemos corazón.

miércoles, 1 de febrero de 2017

AHUEVADO

Ahuevado,
caminante que avanza despacio
como contando sus pasos
monetizado
agobiado
sudoroso y lleno de lodo,
ahuevado
casi vencido
a punto se ceder el corazón lacerado
caído, pobre y abandonado
se mira los pies hundidos en el barro
ay de sus sueños que en su copa murieron
hartos de ser en vano
hartos hasta el cansancio,
ahuevado en su trabajo
que se queden sin domingos sus descansos,
su famélico cuerpo
no ha de necesitar
del mundo sus samaritanas manos
de la vida sus aburridos veranos
y los alientos hipócritas
de las ovejas del rebaño,
ahuevado
en su soledad
la muerte lenta
va caminando…