Arrullada en las almohadas meadas por gaviotas
el sonido
de la muerte
el escalón
que fue lo más negro del verano
un rocío
Alfonsina
duerme en sus pestañas
esperando
que la luna le salga por la boca,
el abuelo
acaba de llegar
los chiquillos
con mondadientes en orejeras nos quejamos de tanto jugar
y miro la
ventana
acero en
los ojos y una profanación
Alfonsina
desnuda
se caga
una canción
invade las almas de los reunidos
el llanto
que se hace dolor y el dolor que se vuelve piedra en el pecho
el abuelo
sale del dormitorio
el silencio
la muerte
me miro en
el espejo bañado en azufre
“se nos
fue”
un ganso se
le une y le abraza
el apagón
otra vez
el apagón.