miércoles, 28 de diciembre de 2011

DE JUGUETES Y OTRA COSAS PELIGROSAS

Alguna vez pensé que sí, que Papa Noel vendría una noche de verano, en aroma dulce, con un regalo para mí entre sus manos. Alguna vez creí que mi casa era el mundo, que mi cama era mi país, que mi backyard era la plataforma interespacial, y más allá de mi ventana habrían mas galaxias, aunque sin estrellas que brillasen. Que las aves que volaban raudas sobre el tejado del lugar que gobernaba eran naves extranjeras, y en muchas de ellas se encontraba la nueva vida en forma de bebés.
Yo era un bebé, pero crecí creyendo que todo esto era mentira, crecí viviendo en la mentira.
Vi una biblia, la leí. Vi un pan, lo comí. Vi un pantalón, me lo puse. Vi a una amiga, la besé. Vi un polvo arenoso tan blanco como la nieve de donde viene Papa Noel sobre mi descuidada mesa, y no supe que diablos hacer. Probé. Probé de la ignorancia y la rebeldía, luego escuché una bonita canción, la de Rihanna, umbrella, la bailé, y el éxtasis se inundó en mí.
Fui el juguete perfecto del demonio.
Recuerdo que estando en la gran ciudad, y mientras trabajaba en una tienda, conocí mucho más de lo que esperaba conocer. Había cumplido recién los 17 años, y de pronto, llegó un sábado cualquiera, una noche común, corriente y fría, para variar. Ese día lo tenía libre, aunque su libertad aun estaba al parecer sin descanso. Habían muchas cosas que realizar en la casa que me albergaba, y que no era mía, cosas alegres, cosas tristes, cosas chistosas y cosas peligrosas.
Mientras, recuerdo, lavaba algunas prendas de tela en una lavadora -obvio, porque yo no soy de lavar ni los lazos q cuelgan de mis muñecas- sonó mi celular, y el tono de llamada era, claro, la canción de Rihanna, que por aquella época se había vuelto moda. Corrí con las manos mojadas ansioso, pensando que era la llamada de mi madre. Pensé que era un milagro, ya que ella nunca me llamaba, y corrí, como dije con las manos humedecidas por el detergente, y hablé, no, no era mi madre, ni mi hermana, ni ningun familiar, y aun amigo, fue, a mi pesar, un compañero del trabajo.
Su voz era muy graciosa, pues el provenía del oriente, y le daba un giro muy particular a cada palabra que de su boca salía.
"Hey, maestrito, te llamaba... para, no sé, ver si querías venir a mi cumpleaños... todos los misios de la chamba están aquí, y no sé... ¿quieres venir?, mira estamos en la disco que queda en la avenida del parque, dale, vente.."
El siempre me fue molesto. Digo, no directamente él, su presencia. Siempre trataba de ganarle a todos con sus ideas algo desmadrugadas, nunca permitía que yo, un muchacho de 17 le ganara cuando jugábamos cartas, y no dudaba en insultarme, para verse superior. Era muy alto, era muy rudo, y yo siempre pensaba que su cerebro era tan pequeño como su pene, y de ello se vanagloriaba, se decía muy hombre, muy macho, el gran conquistador, y el resto? , que acaso eramos maricas? , y si acaso, valíamos tan poco como personas?
Me sorprendió muchísimo que me llamara, y que me invitase, y mi número... ¿quién diablos le dio mi número? En fin, le tuve que responder.
" Pero, porque no me lo dijiste con tiempo, ahora estoy hiperocupado, tengo un montón de tareas del instituto, tengo que limpiar mi cuarto, la verdad, no creo..."
El volvió a insistir, nunca lo había visto, o mejor, escuchado así, y pensé que talvez sería una buena oportunidad para ser amigos, o tal vez me perdí, o tal vez me cansé de lavar, y decidí mandar a perderse a toda esa ropa con mugre. Acepté.
El local no quedaba muy lejos, y no era una de mis costumbres salir de diversión nocturna los fines de semana, pero me encantó estar ahí, en medio de la calle, con esa pinta de juerguero monse, sentir en mi cara ese aire del "sábado por la noche", bien despreocupado, confundirme entre otros idiotas a los que no les interesaba nada, ni sus estudios, ni sus familias, solo salir con sus amigos cada fin de semana, a bailar, a cantar, a llenar sus gargantas de alcohol, y claro, a hacer el amor, el fin supremo de todo, de todos.
Estuve algo nervioso, estaba solo en medio de un ¿Boulevar marginal?, de la callecita de los antros más olvidados, no se, pero realmente estaba solo, aun en compañía de aquella celebración que me esperaba.
Al llegar noté muchas caras conocidas, muy sorprendidas todas, y sí, fue algo muy traumático para mí. Empecé a saludar a uno por uno, todos me miraban y esbozaban una sonrisa hipócrita, cada vez que decían mi nombre. "Hola". Estúpidos.
De pronto una masa de cemento me impidió la movilidad. Me quedé estático, sin decir nada, sin mirar a nadie. Empezaron las bromas. Me aburrí rápidamente, y no veía las horas de quitarme de esa horrible jauría de perros y perras hambrientas de Dios sabe que, quería ya estar sumergido en mi cama, con mi colcha, con mi almohada, y con mi sueño.
Tuve que probar todo lo que había, o todo lo que me daban. Cerveza, y más cerveza, cigarrillos, a bailar, y no se, de vez en cuando pronunciar uno que otro monosílabo, y la discoteca estaba tan pesada, la música estaba buena, y si, trataba de acoplarme poco a poco en el ambiente... ¡carajo!, se supone que aquí es donde yo debo estar, aquí están mis contemporáneos, ¿Porqué me sentía mal?
Cada minuto miserable atrapado entre mis ganas y mis miedos, cada lucecita saltarina que encendía el antro, cada mirada de las bestias de la ciudad emergente, "cada domingo a las doce después, después de la misa..."-como adoro esa canción- cada parte de mi vida que se esfumaba inocentemente del tiempo o del destino quedaba atrapada en mi memoria, y mañana, más tarde, el mes que entra o el próximo año recordaría aquel pasaje como una aventura estúpida de algo que para mí debería ser una rutina.
Ya, pues, ya habían caído las horas de la madrugada, un nuevo alivio se asomó entre mis cejas, pero la noche aun no había terminado.
Despedirme fue lo peor, quizás hubiera sido mejor salir corriendo sin avisar, así de pronto. "¿Cómo, ya te vas?.. ya ves.... si recién estamos empezando, dale, quédate, una hora más, eso es una hora más, solo una hora más, vamos..." y yo "no, gracias, mañana tengo que trabajar", y luego esbozaba una sonrisa que en realidad quería volverse llanto, yo estaba ebrio, muy ebrio, lo que se dice "borracho", ebrio pero mal, toda la noche y parte de la madrugada me la había pasado bebiendo, fumando,bailando, gritando, riendo como un demente, y ya!, era suficiente, era hora de parar con toda esta locura, y dejar descansar a la ciudad, y dejar descansar a mis huesos también.
El charapa, el qué me invitó, el "jefe de la tribu", me había seguido hasta la puerta del local a mi voluntad, yo se lo había pedido, quería avisarle que era hora del "basta", que ya me iba, y que no vaya después a preocuparse por mi ausencia. Luego de pedirme una hora más, me dijo "Oe chino, ¿sabes?, he estado pensando en ti huevón, creo que deberías de disfrutar más de tu vida, ¡putamadre!, tienes 17 años, no jodas, dime ¿porqué actúas como un tío de cuarenta?, no seas huevón, a tu edad, carajo, yo a tu edad..." lo quedaba mirando con cara de "WTF" (osea que mierda le interesaba mi puta vida, era mi vida, no la suya) y mientras hablaba babeaba el licor que no había alcanzado a tragar, sus ojos eran como esos ojitos de los perros que adornan los parabrisas de los coches, y su cuerpo se tambaleaba de un lado a otro. "Mira chibolo, ven conmigo, yo te voy a hacer conocer la verdadera fuente de la vida, la verdadera fuente de la felicidad... jajajajajaja" yo seguía mirándolo con asombro, pues soltó una carcajada que me obligó a reír, entendí entonces que todo aquello me parecía gracioso, ver a un charapa borracho entrometerse en mi vida, era muy cómico.
Empezó a jalarme, tomamos un taxi y fuimos a su casa, mal oliente, grande, con mucho espacio y muy pocas cosas, dos espejos enormes en la sala que me intimidaban y aun, mirándome en ellos una y otra vez, no entendías por que acepté llegar hasta allí con él, me pregunté entonces ¿Será que me pareció tan buen chiste verlo en ese estado que quise verlo más?, cualquiera fuese el motivo, estaba jodido, con un extraño ebrio en medio de la madrugada encerrado en su casa, estaba perdido, o al menos eso pensaba mientras seguía viendo mi reflejo en el espejo. El charapa salió de su cuarto, había ido a sacar una "sorpresa" y me había dejado solo con mis pensamientos, y con los malditos espejos. "Hey, ya, aver, chino, toma, abre tu mano" y depositó sobre ella una pastilla pequeña, era una pastilla blanca, con una línea divisoria al centro, no olía muy bien, y mientras yo la admiraba, sola, indefensa, inquebrantable en la palma de mi mano, él corrió y sacó de la refrigeradora un par de cervezas, abrió una, y me la dio "Ya, que esperas, dale, es tuya, te pertenece" yo sólo atiné a decir "¿Qué?" "La pepa, hijo mío, la pepa, y la chela también, las dos son tuyas", y bueno, asimilé la situación, estaba ebrio, en un lugar extraño, yo me sentía extraño. Tragué la pastilla, bebí la cerveza, y sencillamente se apoderó de mí un demonio. Mi acompañante encendió la música, y la música encendió en mí algo así como una fiera hambrienta de diversión. El ambiente de su empobrecida casa me pareció la pista de la mejor discoteca, las rolas que salían de su equipo de sonido me recordaban las de Rihanna, y era feliz, muy feliz, él, yo, y la felicidad habíamos hecho un gran trío. Luego, ya no recuerdo nada, o bueno si, vimos más caras llegar, yo encima de todas ellas, luego vi mucho vómito en el suelo, y luego recuerdo, una sirena, encima de una cama, aleteando sus escamas, cantando sutilmente una melodía, pero no, ya acordándome bien, era la sirena de la policía, el sol ya echaba sus rayos y yo corría en medio de la pista, sin zapatos y con una carrito de juguete en mis manos... ¿Ese era yo? ¿Aquel sujeto libertino que escapaba de la ley era yo?. Luego; resaca, regañada y sonrisa diablilla se juntaron en una sopa que fue mi desayuno. No había nada más que hacer, solo ir a trabajar, esperando que la historia se vuelva a repetir, y de hecho así fue, total, tenía que devolver aquel juguete a su dueño, pero ese es otro rollo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

¿POR QUÉ?

El jueves ha caído a mis pies
hambriento de flores doradas
porque sabe que el invierno de mi piel
sera de los siglos
infinitos
el ocaso de mis mañanas soñadas.
Si tú no despojas de tu vientre
la cobardía del perdedor
jamás sabrás lo que se siente
tener en tus manos mi corazón.
Me esmero, te veo, te recuerdo, te anhelo
y no logro ver lo que hay mas allá del sol.
¿Dices que me amas?
No mientas por favor
pues como rayos de un glacial
tus mentiras heridas en mi carne procurarán
y sangrará mi cuerpo
por cada falsía de tus labios amor
y lloraré en mi rostro
por cada palabra que me cause dolor.
Ayer, cometiste un gran error;
tener secretos que alumbran hoy mi oscuridad.
Buscas en la noche lavar tus manos manchadas
que quedaron bañadas con sus fragancias
y luego,
fuego
tus frases incendian mi cerebro y confunden mi pecho,
hielo
pues pretendo enfriar el lazo invisible que nos une,
sueño
ponerme de pie y marcharme con la traición impune.
Aun pienso en no llorar
y si algún día te hago falta
no me vuelvas nunca a buscar
que mi dermis será el abrigo de otro cuerpo
y mi voz el aliento en medio del desierto.
¿Me dices que detenga mi conciencia y mi miedo?
Es inútil, he llorado y he manchado
mis mejillas con sal.
Si tú me dijiste que me ibas a amar...
Si tú me dijiste que la cama estaba de más...
Si tú me dijiste que para volar no necesitábamos suelo;
solo las nubes de nuestro firmamento.
Insisto, me has hecho miles de lágrimas derramar
fotografiar
en mis grises pensamientos
tu imagen carnal saboreando los besos de otra boca
tus labios ardientes saboreando la piel que te provoca.
¿Qué poder te dio Dios para clavarme
esta daga sin pudor?
¿Dónde quedaron nuestros planes juntos,
amor?
Sólo me queda recoger los pedazos de mi supurado corazón,
que en el suelo hambriento de mi sufrimiento,
pisotearon a su antojo los dos.

jueves, 10 de noviembre de 2011

EL HOMBRE QUE MÁS TE AMA

Y todo lo que has sido...
Pedazos de piel
Olores de rosas
Un beso en la arena
Una luz en medio de mis manos
Y tus lágrimas santas
Que humedecen mis cabellos
Una caricia en tu frente
Tu mirada es mi veneno
Y tu voz mi referente.

Y todo lo que eres…
Un toque de tus dedos
Aprisionando mí deseo
De verte en mis adentros
O verme entre tu pecho
Foráneo amor del milagro
Sonrisa expuesta en algún lugar
En medio de mi desierto
En medio de mi infierno
Donde me quede un hogar.


Y todo lo que serás…
Alma que me obliga a vagar
Entre alas de libertad
Para ya no regresar
A esta ciudad que me vio nacer
Y que hierve con mis llamas
Hoy yo quiero desaparecer
Vida o muerte
O ilusión quizás
Tocar, besar, querer y amar.

Soy el hombre que más te ama
La serpiente que más te acecha
El silencio que más te aturde
Soy y aunque no soy
Parezco
La vertiente de tu pecado
El engaño con el que me obligas a verme deseado
Tantas veces te he amado
Que hasta dios se ha cansado
De la ternura de tus labios
De la fantasía que aun guardo
Enmarcada en tu retrato
Con esperanza de que el sábado soñado
La frescura de tu abrazo
Y tu voz de llanto avergonzado
Mueran hartas en mi costado

El límite de mi vista se comprime
Al verte encerrado en mi retina
Muere esta suerte repentina
Del poder que me obliga
Que me mantiene, que me deprime
A quedarme en el frio de la noche eterna
Que me condena a ver tu rostro de primavera
En cada gesto que la luna me diera.

Ave que habitarás en mi nido
Suspiro de mi futuro olvido
Olas vacilantes de mi océano inmenso
Que bañarán mis pies descalzos
Errantes en el perfil de la bahía
Tesoro que mi alma merecía
Te veré bajando entre las nubes del cielo
Me veré corriendo hacia mi anhelo
A través de una lluvia de piedras inclementes
Seremos  dos ángeles indecentes
Y sin que sus huesos se lo sospechen
El fuego del amor que tu mano encendió
Arderá mi piel como papel
Porque soy el hombre que más te ama
La caricia que más te aguarda
Los labios que más te esperan
El corazón que más te sueña.

ELLA SE FUE

Ella era una mujer. Fuerte, decidida, libre, y sobretodo luchadora. Ella era una mujer que no se dejaba dominar, ni por inviernos perdurables que congelan el alma, ni por certeras angustias que estremecen los sentidos. Recuerdo, la recuerdo, ella llegó hasta mi casa, un día de navidad, estaba radiante, su presencia era única, de la mano de su eterno acompañante me conoció, luego viajamos por la ciudad, y luego se despidió. Recuerdo también que antes, semanas antes, me había sorprendido con su voz. Yo, desprevenido, en medio de la tarde, dije "aló" y ella respondió, ella me dijo, sonriente, "soy yo, soy Geny" y desde ese momento, su nombre, al igual que su voz, quedaron impregnados en cada célula de mi ser. Luego vinieron las conversaciones por teléfono, los muchos regalos que ella me envió, los muchos "te quiero" que me regaló. Hasta que decidió que sería buena idea tenerme a su lado. Y así fue. Pasaron los meses, y ya yo estaba en su misma casa, mirándola siempre, haciendo las mismas cosas que ella, aprendiendo de ella, dando pasos gigantescos en mi vida de su mano, empezando a vivir, lejos de mamá, lejos de mi hogar, lejos de mi ciudad, lejos de todo, pues tenía un nuevo vivir, una nueva mamá, un nuevo hogar, una nueva ciudad, un nuevo todo.Ella era una mujer. Fuerte, decidida, libre, y sobretodo luchadora. Ella era una mujer que no se dejaba dominar, ni por inviernos perdurables que congelan el alma, ni por certeras angustias que estremecen los sentidos. Recuerdo, la recuerdo, ella llegó hasta mi casa, un día de navidad, estaba radiante, su presencia era única, de la mano de su eterno acompañante me conoció, luego viajamos por la ciudad, y luego se despidió. Recuerdo también que antes, semanas antes, me había sorprendido con su voz. Yo, desprevenido, en medio de la tarde, dije "aló" y ella respondió, ella me dijo, sonriente, "soy yo, soy Geny" y desde ese momento, su nombre, al igual que su voz, quedaron impregnados en cada célula de mi ser. Luego vinieron las conversaciones por teléfono, los muchos regalos que ella me envió, los muchos "te quiero" que me regaló. Hasta que decidió que sería buena idea tenerme a su lado. Y así fue. Pasaron los meses, y ya yo estaba en su misma casa, mirándola siempre, haciendo las mismas cosas que ella, aprendiendo de ella, dando pasos gigantescos en mi vida de su mano, empezando a vivir, lejos de mamá, lejos de mi hogar, lejos de mi ciudad, lejos de todo, pues tenía un nuevo vivir, una nueva mamá, un nuevo hogar, una nueva ciudad, un nuevo todo.
Me encantaron los días a tu lado, eran días de alegría, días de trabajo, a veces días caóticos, días que venían acompañados de noches de descanso, calor, lluvia, pérdida y recompensa, felicidad e infelicidad, cerca de ti aprendí la diferencia entre vivir y sobrevivir, la diferencia entre ser y parecer, andar por ahí meditando por la noche mientras escuchaba canciones en medio de mi mundo, con algo que comer, con nada que comer, paseando por parques y avenidas a ese animalito al que tanto quise, o andar vagando los fines de semana completamente sólo por las calles de la ciudad, mirando a la gente de las calles de la ciudad, dejando que la gente de las calles de la ciudad me mire, a veces demasiado, mientras tú me esperabas a veces preocupada, con la cena caliente y con una nueva enseñanza en los labios.Me encantaron los días a tu lado, eran días de alegría, días de trabajo, a veces días caóticos, días que venían acompañados de noches de descanso, calor, lluvia, pérdida y recompensa, felicidad e infelicidad, cerca de ti aprendí la diferencia entre vivir y sobrevivir, la diferencia entre ser y parecer, andar por ahí meditando por la noche mientras escuchaba canciones en medio de mi mundo, con algo que comer, con nada que comer, paseando por parques y avenidas a ese animalito al que tanto quise, o andar vagando los fines de semana completamente sólo por las calles de la ciudad, mirando a la gente de las calles de la ciudad, dejando que la gente de las calles de la ciudad me mire, a veces demasiado, mientras tú me esperabas a veces preocupada, con la cena caliente y con una nueva enseñanza en los labios.
Fue penoso ver que una enfermedad arribó a tu vida. Fue penoso tener que acompañarte a los hospitales, verte tomar medicinas, ver que tu faz se ensombrecía, que tu cabello se caía, me dolía ser tan impotente ante esa situación, ver que desde mi estúpido mundo no podía hacer nada, solo correr, abrazarte y decir que todo estaba bien, lloraba en silencio.
Los mese pasaron, y me vi obligado a regresar, ¿porqué?, pues por idiota, por tonto, por no saber que mi futuro estaba a tu lado. Regresé y tu salud empeoró. Hablábamos siempre, y pudimos hablar más si no hubiera sido por mi poco romanticismo y mi poca disposición, ya me conocías a la perfección, así soy, así, renegado, seco, tirano, antisocial, tímido. Las noticias tuyas llegaban siempre a mí con esperanza, hasta que un día, una semana antes de tu partida, para ser exactos, gracias a justamente esas noticias, decidí llamarte. Ya no eras la misma, te habías rendido, tu voz, antes recia e indomable, ahora me parecía tierna, sumisa, nostálgica, ahora tu voz se parecía a la mía. Hablamos, y en estos momentos que recuerdo la escena, mis ojos aun se llenan de lágrimas, lo siento, sabes que soy un llorón. Hablamos, y me pediste una promesa, me dijiste que cuando ya no estés más, querías que estuviese contigo, así tenga que llorar sobre tu cuerpo inerte, así solo el alma bendecida que Dios te dio, me pudiese sentir. Yo lo prometí. Fue la última vez que hablé contigo, fue la última vez que escuché tu voz, me dijiste que lo único que querías era descansar, que habías dado una lucha sin tregua, pero que ahora querías descansar, dormir, cerrar tus ojos y saber que todo lo de tu enfermedad fue una maldita pesadilla, me dijiste llorando que sabías que aquello iba a suceder, y yo no supe que hacer. Traté de animarte, de darte ánimos, es la vida, es tu vida, no concebía que ya te habías dado por vencida. Recuerdo que esa noche mi hermana y yo hablamos con Dios, oramos, cantamos, yo seguía llorando, aun lo sigo haciendo cada vez que te asomas en mi memoria, y aun algo de fe en mi ser había quedado. El siguiente sábado recibí una llamada, me dijeron "ella se fue". No lo pensé dos veces, dejé todo aquí y fui hacía ti. Solo, sin compañía, no tuve miedo cruzar medio mundo, tu me habías enseñado a no tener miedo, a ser más fuerte. Llegué hasta tu morada, estaba tu familia, que también era la mía, y te vi. Estabas dormida, seguiré pensando eso, estabas sólo dormida, dentro de una caja de madera, estabas radiante, como nunca antes te había visto, bella, y luego pensaron que no sería buena idea que durmieras en medio de la sala de tu casa, así que te fuimos a dejar a otro lugar, un lugar a donde podamos ir a visitarte, llevarte flores y oraciones. Ahora estas ahí, esperándome, esperándonos. Te fuiste, pero se que la distancia ahora ya no física, sino espiritual algún día desaparecerá y volveremos a reír juntos. Gracias por todo mamá.

Esta es la canción que te dediqué en la radio donde trabajo, el mismo día que me enteré que te habías ido.

jueves, 13 de octubre de 2011

SALMO 3.1416

Yo no sé si soy un santo
ahora que mis memorias urgentes
resucitan de un génesis distópico,
aún padezco nazarenas crepitaciones
feroces estruendos y rebeldes sigilos
vacíos en donde abunda la réplica
y una angustiosa impaciencia
no me quedan huesos sagrados
más son las pieles que me incendian.
¡Yo no sé si soy humano!

Yo no sé si soy un santo
ignoro si fui fosa de algún biberón
bestia indomable, ángel bohemio
soy libre como el viento surfista,
aún me asustan tus filudas miradas
aún escucho tus murmuraciones
y en la lluvia de devotos censores
han quedado mis apócrifas plegarias,
oraciones de un alma puritana.
¡Yo no sé si soy humano!

Yo no sé si soy un santo
aunque el trópico justifique mi edad 
el llanto me guarece en la fiesta
porque sufro siglo por siglo
sin amenes bilingües
y apenas he visto un mesías
torpe como el albatros cojo
tortura mi envilecido rebaño
con pantallas de vidrio templado.
¡Yo no sé si soy humano!

Yo no sé si soy un santo
aunque suelo ser holocausto
sequías y truenos a mi paso
reyertas en mi frutero mercado,
en mi cabeza coronada de espinas
brota sangre de licántropo,
el cuero feroz de mi látigo
se exilia en el cofre de pilas
profecía de mi santo cigarro.
¡Yo no sé si soy humano!

Yo no sé si soy un santo,
mis laceradas manos marcianas
se lavan con tu tóxica saliva
son mis ojos dos huevos
llorando tierra y petróleo,
mi corazón laico
mitad flor de metano
mitad nube de carbono,
no me libera de tus pecados.
¡Yo no sé si soy humano!

Yo no sé si soy un santo
o si ya soy un cadáver
el eclipse del último cielo
suenan trompetas en mis oídos,
en medio de mi apocalipsis
me envuelvo en pergaminos
¿quién es dios?¿quién soy yo?
El santo al que Judas lloró
o el Cristo del cáliz amargo.
¡Yo no sé si soy humano!



sábado, 24 de septiembre de 2011

CADA VEZ QUE EL MAR BESE LA ARENA

Decía la voz
que se escondía tras el latido
del corazón que volvió a vivir
“más vale sumar que restar
siempre disfrutar, nunca resistir”
preséntense soledades
solo para decir, en verdad, adiós
que otra vez volvió a sonreírme un girasol
dejando sus huellas en mi vereda,
porque de mis manos nacen flores
que adornarán tus cabellos plateados
y en tu voz descansan las palabras
la fuerza del amor que hoy me eleva
me contagio de ti en este día
el mar lanza un rumor de regocijo
paz turquesa en el horizonte
ferviente ilusión, nueva amistad.

Y cada vez que tu presencia se vuelva fantasía
retozan emocionadas las líneas de mi canción.

La cita de la que el océano fue testigo
volvióse el caluroso recorrido
de tu sonrisa de mandarina
mentiras reveladas, júbilo verdadero
mi entusiasmo era franqueza
y repetía un salmo preventivo
en tu voz la arenga social se acorta
apenas era un papel de preguntas
cuestioné si el muelle cantaba
delante de nuestras miradas
y así espuma se volvieron las horas
en cada beso del agua a las rocas
en cada agenda del zodiaco
dejaré de ser el angustiado demonio
seré acuario, o tal vez sagitario
seré el caballo y luego el unicornio.

Y cada vez que el domingo asome en mi ventana
se oirán en tus oídos las trompetas de la creación.

Después de haber sentido tu piel de la nada
en tantas noches insomnes
a través de una pantalla fría
charlas que mi alma evoca
hoy nos bautizamos en la playa
entre el coqueteo de la arena y el mar
temprano idilio que a nadar me obliga
sentimiento, de tu agua he de beber
bañado por la luz del sol errante
que tu calor no vague lejano
nunca he de provocarte daño alguno
¡jamás! escribí en más de tres espacios
que mi canto se vuelva juramento
susurra en tu pecho lo que siento
aún en tus sueños más heridos
acuérdate de mi promesa eterna
que dormido o despierto
velaré tu rostro de ángel marino.

Y cada vez que tu imagen asalte mi mente
bailarán las olas del mar de mi corazón.

viernes, 9 de septiembre de 2011

LA NUBE

Aquí mismo
donde mi corazón reclama la vida
acaricio
la brisa suave de tu repentino adiós
te olvidaste
que mi voz hablaba
a través de tu mirada
te olvidaste
que mi pasión crecía
cada vez que te sentía
te olvidaste
que mi cuerpo miserable
roca y arena era tan solo
al inicio
era tan solo
el árbol recio en medio de algún lugar
inestable
y era mi hábitat el silencio eterno
interminable
la cueva
de donde un día me sacaste
aún aguarda
nuestro último beso
aún me pide el perfume de tu ropa íntima
y volver junto a ti
abrazar tu cuerpo desnudo brillante denso
como oro deseoso de bañar
con mis manos
con mi sudor,
abrigar
los labios que olvidaron el pudor
convertir en un segundo
nuestros brazos en culebras
aladas
ramas enredadas
y volar uno sobre el otro
a través de la frenética estación
llegar al cielo
aterrizar en esta nube
espacio del deseo infinito
que nos ahoga en su mar de amor.

Aquí,
mi latido era tu latido
mis manos eran tus manos
y mi lengua se posaba en cada centímetro de ti. 
¿Cuántas veces hemos muerto en esta hoguera
de deleite
mientras el viento que arrecia en las alturas
no nos dejaba aliento
no nos dejaba hablar?
Solo tú
solo yo
en este firmamento de pretensiones
que rodeaba a nuestra acostumbrada estrella
y esta alcoba turquesa
que escondía nuestra desnudez,
rodaba mi alegría en esta casa volátil
las palabras que distinguían
mi fresca sonrisa
mi canto en honor al animal renacido
tu felicidad era mi alimento del día,
lo siento
ya no habrá más hechizo
ni más momentos rosados
que me encaminen al paraíso,
adiós al encuentro de tu recio cuerpo
bienvenido tormento de junio
gris otoño en mi lumbre
gris otoño en mi vaciado costado.

Dime ahora
¿cómo serán mis noches de caramelo?
¿cuántas lunas me habrán de abandonar,
cansadas
de escucharme llorar?
Dime
¿cómo será mi sonrisa lejana de tu verso?
Mis labios sabrán llamarse quietud
pacientes escasos de luz.
Dime
¿cómo serán los sueños nuestros de cada día?
Volverán a mi mente las pesadillas
volverás parca ilusión.
¿Cómo estarán mis manos secas sin palpar la dermis que añoro?
¿Cómo estarán mis ojos sin ver tu perfil encantado?
¿Cómo estará mi cuerpo sin sentir tus uñas arrastradas en mi piel?
Más allá del terreno celestial en donde te di el primer beso
encontrarás la brisa que me deja el quebranto
escucharás el llanto amargo de mi soledad
y me pregunto
¿Algún día me volverás a saludar?
y si algún día de mi te logras acordar
quizás todo, o nada quizás
entiende
que aún lavo mi nombre
en el mar de tus encantos,
algún día fue la realidad
y hoy día solo es el llanto
ayer fui ave y hoy soy hombre
mañana, al despertar
mi reflejo espantará miles de sombras
pobres, muy pobres
serán los senderos del nuevo horizonte
que me toque caminar.

Porque ahora
las rosas de nuestro jardín ya no florecen en mi vista
la canción que cantábamos ya no estremece mis huesos
las frías noches de los lunes han dejado de ser mariposas coloridas
solo quedo
aprisionando el recuerdo lejano
rendido sobre mi cama de piedra
miro al cielo al que ya no vuelo
y me doy cuenta que ya no me amas
y aunque vencido aún sueño
y aún deseo
que la nube de este idilio jamás se vaya
que nunca
que siempre
que acaso hoy
que acaso mañana
se borre de mi memoria tu efervescente cara
y aunque estarán mis días llenos de falsas esperanzas
me refugiaré en la noche espinosa
para embeber de tu saliva ausente,
me recordarás en cada lágrima lunar
y te esperaré
cada minuto
cada semana
cada vida,
volverás por mis pasos perdidos
volverás en mi eternidad.

domingo, 4 de septiembre de 2011

CANCIÓN LLUVIA



Wind of fate has pried us loose
Light of mercy hurts my eyes
Is it worth the things you lose
To board the train and watch the sky

I sing myself to sleep at night
I sing myself to sleep

Another song about the rain
Coming down it burns through me
Another song about the rain

Got a line straight from my heart
Another time it went to you
Another place where we were smart
Before the flood and time was through

I sing myself to sleep at night
I sing myself to sleep

Another song about the rain
Coming down it burns through me
Another song about the rain

Sorry now I never made you see
Sorry now sounds so far away
Will our child cry for me
When he hears the dragon's flame

Highway flares make red the streets
My fingers spin the dial again
But every station's on to me
Another song about the rain

Another song about the rain
Coming down it burns through me
Another song about the rain
It never rained so viciously.

jueves, 30 de junio de 2011

EL SOL DE MEDIANOCHE

Sale el sol entre un mar de nubes...

Yo soy un sol
de piel canela
de labios de seda,
mi saliva es aceite quemado
en el hoyo más profundo de la luna
miro altivo mi distintivo
desde la brisa marina hasta la montaña
acaricio con mis manos ardientes
el aire que rodea el cielo supurado
el mismo aire que tienes entres los colmillos
y que ejerce, vanidoso
el tiempo que me ve correr
tras el otro lado
el lado opuesto
donde colgados están
mis vaginales sentimientos.

Yo no recibo el saludo vespertino
del beso matriarcal
que me obligue a ser inocente
elefante
o copo de nieve.
Soy yo, el refugio del insomnio
que se acuesta para no despertar
y a pesar de ser viento
de los sueños me acobardo
me convierto en un radiante agujero
en un refugio matinal
del espacio avergonzado
prisionero
remolino
soledad;
un sol tan solitario
y una vida de cristal.

Mi amor es lejano
imposible
como los cerdos volátiles,
mi sonrisa es lamento
de un verano duradero
mar azul
cielo abierto
piel arenosa
listones amarillos
que se pierden
que se evaporan
que se alejan de mi frío,
mi colchón firmamento
quirófano disimulado
cien coronas que surcan mi frente
y una ola de cantos marítimos.

La oscuridad albergada en mi suspiro
aquí en lo infinito
aquí, en mi relegado paraíso;
la estrella que alumbra soy
el farol rebelde que hace daño
hoy no dormiré
porque el mañana se derrite en mi boca
porque me rehúso a verme de sus carnes despojado,
ella siempre lejana como el agua
en mi gris futuro
deja su reflejo
en medio de la nada es nada
y mi mensaje es la luz de su faz
gracias a mí ella pierde su tristeza,
gracias a mí ella logra ser azul,
celeste
turquesa,
de los colores que pintan mi infierno.

La mano del gigante nos separó
al son de trompetas divinas
y de vez en cuando suelo recordar
y llorar,
entonces enfermo
y mis cabellos de oro
me obligan a morir en el crepúsculo.
Soy el aquí, el ahora, el mañana y el quizás
y escucho tus bostezos al amanecer
pero anhelo
anhelo
cobijar tus plegarias cuando las luces se apagan
puros deseos...
Soy el guía mudable, compañero de las nubes
dicen
y aún yo no las puedo ver, aunque dicen
y aún no las puedo tocar, y aún así dicen
y dicen de mí pura grandeza
un monstruo enorme
amorfo
torpe
que tiene la belleza colgada en la lengua.

No,
la bella es ella. Mi adorable compañera
rostro de tul
sonrisa de yeso
iluminada esfera
cambiante alma en el plenilunio,
la primavera resultó engañada
y se murió de amor
maldito sea el día de la creación
maldita aquella cita que fue la primera,
maldita la mano santa que nos propuso la soledad
yo aquí
y tú allá
y un mundo en medio
en medio de nuestros labios está la humanidad
ni los miles de años
ni las miles de estrellas
ni mi rostro incandescente
ni tu gélida faz
cumplirán mi ciega promesa
de verte día
de verme noche
de vernos el uno al otro
y abrazarnos sin mezquindad.

Yo tengo el nombre de un clamor
perpetuo
y tengo un deber; bautizarte con llamas de fuego
caliente espectro
que a la hora destrozada
entre cenizas dolorosas
me viene a besar.
Desearía ser una piedra
inquebrantable
o ser una indecente canción
que se escuche en las orejas celestiales
y vivir en medio de un castillo noble
dormir
echado en un césped
en algún bosque
ser espuma del frío, del hielo, del destino;
verme vuelto un ave
inmensa
y abrigarte con mis alas
viajar contigo por los siglos de los siglos
llegar
a tocar tu rostro sereno
de marea
llegar a ti en medio de una penumbra
saltar y correr en tu pradera blanca,
serías la suerte que enrumbe mi goce
serías la llave libertaria de mi jaula
adiós a la sombra de mi distópica fe
adiós a la cárcel de astro domado
bendito es tu vientre
bendita has de ser.

Soy yo
el sol que tus padres
y que los padres de tus padres 
vieron cada mañana,
mas hoy
estoy relegado de toda verdad y de todo golpe,
el amor es la maldición que me esconde
que me vuelve un cobarde en fuga.
Estoy, una vez más
con mis transparente túnicas
en medio de una cripta celeste
soy una bombilla inacabable que tropieza en el desierto
deambulo con mi sufrimiento encendido
sombra y luz
tú y yo
sollozos del norte
lágrimas del sur,
vivo entre los intentos que luchan
por mi permiso de medianoche,
en mi canto vive un llanto madrugador
y en tu figura de queso vivo yo.