Desapareces,
entre rugidos de viento enamorado
que falsifican tu figura peregrina
obsesión escondida
saeta punta roma
lapicero de tinta roja.
¿Soy acaso yo tu alimento del día?
Deja ya de tocar mi piel impía
de tul
tu cielo jamás volverá a ser azul.
Por aromas repulsivos de mi estanque
has llegado a espiar mis sentimientos
arenosa del desierto
bazofia pura
tu sed te acusa
y yo sin darme cuenta agua te doy
ingenuo espectro del líquido soy
en mi casa
la noche se vuelve nuestra mordaza.
En medio de esta merienda particular
y sentado a la mesa que es sagrada
cuenta no me daba
de tu rauda visita
que me moviliza
y además comes de mi propio pan
llenas tu incierta barriga en tu afán
demente
ponte tu antifaz y vuela delincuente.
Vagabunda ave dispuesta a molestar
siempre quieres lo que no tienes
miserias son tus bienes
que no perdonan
te salvan, te ahogan
y haces en mi espalda una carretera
te sigues posando en ella, usurera
bruja
dejas el rastro que tu envidia dibuja.
No hay día que de ti logre liberarme
estás con el sol y con la luz nocturna
sanguijuela de luna
te multiplicas por mil,
quisiera ser un fusil
de tan certera vista violenta
para llenarte de plomo la cabeza
nube gris
anónima alma que me hace infeliz.
¿A dónde llevas las migajas de mi amor?
¿Qué misterio guardas en tu aspecto
de repulsivo insecto?
De promiscuo corazón.
¿Fuiste divina creación?
Ágil, liviana, material inquilina
tu famélica burla me calcina.
¿Gozas?
Apártate de mi vera duda mentirosa.
Regresaste,
falsa mariposa tienes rabia en la boca
y aún ignorando lo que tú escondes
en tu refugio de monje
entiendo que serás
la vida efímera y letal
que tu muerte sea en unas horas
no te hace eterna, alienígena luchadora
espanto
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