jueves, 18 de junio de 2020

CREDO

Creo en un dios

y en los inviernos en los que solo me he cubierto con toallas,

en el meo vespertino

de los ambulantes que deberían ser mandados a la guerra

a veces una gaseosa es todo y el vaso descartable es nada

pero sigo aquí

buscando las respuestas

al pie del alicate

rodeado de párvulos poetas

y de flores negras

que lloran y se quejan.


Creo en el valle de lágrimas

y en la fortaleza de las golondrinas que huyen de mis estornudos

en el síndrome de una bandada de fetos alterados a la hora del recreo

dientes que se convierten en cuchillos y cuchillos en espadas

y en los gérmenes que dejamos en las sábanas

en las glorias posteriores

que me nacen con la muerte,

creo en la tanta esperanza

de los que guardamos sombreros en la frente.

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