jueves, 8 de diciembre de 2011

¿POR QUÉ?

El jueves ha caído a mis pies
hambriento de flores doradas
porque sabe que el invierno de mi piel
sera de los siglos
infinitos
el ocaso de mis mañanas soñadas.
Si tú no despojas de tu vientre
la cobardía del perdedor
jamás sabrás lo que se siente
tener en tus manos mi corazón.
Me esmero, te veo, te recuerdo, te anhelo
y no logro ver lo que hay mas allá del sol.
¿Dices que me amas?
No mientas por favor
pues como rayos de un glacial
tus mentiras heridas en mi carne procurarán
y sangrará mi cuerpo
por cada falsía de tus labios amor
y lloraré en mi rostro
por cada palabra que me cause dolor.
Ayer, cometiste un gran error;
tener secretos que alumbran hoy mi oscuridad.
Buscas en la noche lavar tus manos manchadas
que quedaron bañadas con sus fragancias
y luego,
fuego
tus frases incendian mi cerebro y confunden mi pecho,
hielo
pues pretendo enfriar el lazo invisible que nos une,
sueño
ponerme de pie y marcharme con la traición impune.
Aun pienso en no llorar
y si algún día te hago falta
no me vuelvas nunca a buscar
que mi dermis será el abrigo de otro cuerpo
y mi voz el aliento en medio del desierto.
¿Me dices que detenga mi conciencia y mi miedo?
Es inútil, he llorado y he manchado
mis mejillas con sal.
Si tú me dijiste que me ibas a amar...
Si tú me dijiste que la cama estaba de más...
Si tú me dijiste que para volar no necesitábamos suelo;
solo las nubes de nuestro firmamento.
Insisto, me has hecho miles de lágrimas derramar
fotografiar
en mis grises pensamientos
tu imagen carnal saboreando los besos de otra boca
tus labios ardientes saboreando la piel que te provoca.
¿Qué poder te dio Dios para clavarme
esta daga sin pudor?
¿Dónde quedaron nuestros planes juntos,
amor?
Sólo me queda recoger los pedazos de mi supurado corazón,
que en el suelo hambriento de mi sufrimiento,
pisotearon a su antojo los dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario