jueves, 30 de junio de 2011

EL SOL DE MEDIANOCHE

Sale el sol entre un mar de nubes...

Yo soy un sol
de piel canela
de labios de seda,
mi saliva es aceite quemado
en el hoyo más profundo de la luna
miro altivo mi distintivo
desde la brisa marina hasta la montaña
acaricio con mis manos ardientes
el aire que rodea el cielo supurado
el mismo aire que tienes entres los colmillos
y que ejerce, vanidoso
el tiempo que me ve correr
tras el otro lado
el lado opuesto
donde colgados están
mis vaginales sentimientos.

Yo no recibo el saludo vespertino
del beso matriarcal
que me obligue a ser inocente
elefante
o copo de nieve.
Soy yo, el refugio del insomnio
que se acuesta para no despertar
y a pesar de ser viento
de los sueños me acobardo
me convierto en un radiante agujero
en un refugio matinal
del espacio avergonzado
prisionero
remolino
soledad;
un sol tan solitario
y una vida de cristal.

Mi amor es lejano
imposible
como los cerdos volátiles,
mi sonrisa es lamento
de un verano duradero
mar azul
cielo abierto
piel arenosa
listones amarillos
que se pierden
que se evaporan
que se alejan de mi frío,
mi colchón firmamento
quirófano disimulado
cien coronas que surcan mi frente
y una ola de cantos marítimos.

La oscuridad albergada en mi suspiro
aquí en lo infinito
aquí, en mi relegado paraíso;
la estrella que alumbra soy
el farol rebelde que hace daño
hoy no dormiré
porque el mañana se derrite en mi boca
porque me rehúso a verme de sus carnes despojado,
ella siempre lejana como el agua
en mi gris futuro
deja su reflejo
en medio de la nada es nada
y mi mensaje es la luz de su faz
gracias a mí ella pierde su tristeza,
gracias a mí ella logra ser azul,
celeste
turquesa,
de los colores que pintan mi infierno.

La mano del gigante nos separó
al son de trompetas divinas
y de vez en cuando suelo recordar
y llorar,
entonces enfermo
y mis cabellos de oro
me obligan a morir en el crepúsculo.
Soy el aquí, el ahora, el mañana y el quizás
y escucho tus bostezos al amanecer
pero anhelo
anhelo
cobijar tus plegarias cuando las luces se apagan
puros deseos...
Soy el guía mudable, compañero de las nubes
dicen
y aún yo no las puedo ver, aunque dicen
y aún no las puedo tocar, y aún así dicen
y dicen de mí pura grandeza
un monstruo enorme
amorfo
torpe
que tiene la belleza colgada en la lengua.

No,
la bella es ella. Mi adorable compañera
rostro de tul
sonrisa de yeso
iluminada esfera
cambiante alma en el plenilunio,
la primavera resultó engañada
y se murió de amor
maldito sea el día de la creación
maldita aquella cita que fue la primera,
maldita la mano santa que nos propuso la soledad
yo aquí
y tú allá
y un mundo en medio
en medio de nuestros labios está la humanidad
ni los miles de años
ni las miles de estrellas
ni mi rostro incandescente
ni tu gélida faz
cumplirán mi ciega promesa
de verte día
de verme noche
de vernos el uno al otro
y abrazarnos sin mezquindad.

Yo tengo el nombre de un clamor
perpetuo
y tengo un deber; bautizarte con llamas de fuego
caliente espectro
que a la hora destrozada
entre cenizas dolorosas
me viene a besar.
Desearía ser una piedra
inquebrantable
o ser una indecente canción
que se escuche en las orejas celestiales
y vivir en medio de un castillo noble
dormir
echado en un césped
en algún bosque
ser espuma del frío, del hielo, del destino;
verme vuelto un ave
inmensa
y abrigarte con mis alas
viajar contigo por los siglos de los siglos
llegar
a tocar tu rostro sereno
de marea
llegar a ti en medio de una penumbra
saltar y correr en tu pradera blanca,
serías la suerte que enrumbe mi goce
serías la llave libertaria de mi jaula
adiós a la sombra de mi distópica fe
adiós a la cárcel de astro domado
bendito es tu vientre
bendita has de ser.

Soy yo
el sol que tus padres
y que los padres de tus padres 
vieron cada mañana,
mas hoy
estoy relegado de toda verdad y de todo golpe,
el amor es la maldición que me esconde
que me vuelve un cobarde en fuga.
Estoy, una vez más
con mis transparente túnicas
en medio de una cripta celeste
soy una bombilla inacabable que tropieza en el desierto
deambulo con mi sufrimiento encendido
sombra y luz
tú y yo
sollozos del norte
lágrimas del sur,
vivo entre los intentos que luchan
por mi permiso de medianoche,
en mi canto vive un llanto madrugador
y en tu figura de queso vivo yo.

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