lunes, 18 de abril de 2011

TU QUEBRANTO Y MI RETOZO

Un grito salvaje
del averno
grácil desde adentro.
Vengo a mirarte desde mi mal, vengo a verte.
He oído que hueles el mal que me cobija,
manchas desesperantes, luces opacas
¿dónde están los que nunca quisieron hablar?
¿dónde los que nunca quisieron compartir su lamento?
y hoy desde la tierra de los muertos
he llegado con mi sable                                 tú y de nuevo tú
me estiraste como víbora rebelde
sobre la madera de Cristo
agrietaste el cebo de mi disfraz
y aún, bestia, no has saciado tu hambre.

Pero vengo hoy y volveré mañana
siempre me verás resucitar
arena
cal
barro
polillas
sal
hiel
y vinagre,
aún en mi boca están
y sobre mi frente
las cicatrices de tu corona espinosa                                                      
distintivo infame
de tu viperina ignorancia.

Soy el mismo, ahora de blanco,
(ahora soy luz,
ahora soy grandeza).
Y no me lamas las llagas,
que de adentro saliéndome están,
las culpas y los pecados negros
pecados de abril
pecados enterrados
de tus soldados harapientos
que no quisieron seguir el llamado de mi santa voz.

Monstruo parasitario del llanto
este domingo es de revanchas
pero, ¿quién te crees?                                                                   ¿Dios?
pero este domingo es de revanchas,
pisaré tu cabeza                                            aplastaré tu orgullo.

Y un grito salvaje
del averno
se volverá a escuchar,
tus lágrimas y mi retozo
mi comienzo y tu final.
 





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